
En mis ratos de ocio, en casa, en mi cuarto; que a esa edad es tu auténtico fortín, tenía mis acuarelas y mis papeles Basic.
Desde luego lo que salía no es para estar muy orgulloso hoy día, pero aun noto en la boca el sabor de la imaginación a raudales saliendo de mis lápices. Parecía que todo lo demás estaba lejos, y joder, ya estoy aqui, doce años después. El tiempo corre y no espera.
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